Ayer en un encuentro casual, alguien que se estaba tomando un La Tache del 68 me preguntó que cuál era mi variedad de uva favorita, jamás me han gustado las disyuntivas, no soy de esto si y esto no , por lo tanto no tengo uvas favoritas , ni vinos favoritos, ni zonas favoritas, simplemente disfruto porque esa es mi naturaleza, pero como no conocía a la persona en concreto y además tuvo la amabilidad de invitarme a una copa de su vino le contesté que La Garnacha era mi variedad favorita, me miro con cara de " No tienes idea de vino " y probablemente tenga razón porque cuanto más me acerco a este mundo más me alejo del mismo y vivo la vida navegando en un mar de dudas , es por eso que os quiero compartir un artículo que leí al respecto y donde solo puedo concluir con un AMEN !
"Una de las cosas que no deja de sorprenderme en este mundillo del vino es la constante necesidad de etiquetarse que encuentro en muchos aficionados. Quizá este comportamiento sólo sea un reflejo de lo que sucede en otras muchas facetas de la vida diaria pero no acostumbro a cruzarme con la misma cantidad de gente que cuando hablas de comida te diga que es de chuleta pero no de besugo. Frases como yo soy de tintos y no bebo espumosos ni blancos, soy de verdejo y odio los albariños o solamente bebo vinos naturales y sin sulfuroso son, a mi juicio, demasiado frecuentes como para que no reflexionemos sobre ello.
Siempre que alguien se autoafirma con una declaración de este tipo en cualquier ámbito del vino, al igual que sucede en el resto de la vida, suele llevar como contrapartida una negación y exclusión, por acción o por omisión, de otros muchos elementos que rodean esa declaración. No se trata aquí de discutir sobre gustos personales, que son individuales y por lo tanto indiscutibles, pero se puede argumentar que una buena parte de nuestros gustos y preferencias han ido cambiando y evolucionando a lo largo del tiempo, en unas ocasiones gracias a lo que hemos aprendido y en otras muchas gracias a descubrimientos más o menos fortuitos. Por todo lo anterior quizá no debiéramos aferrarnos mucho a nuestros gustos actuales.
Suelo confesar, exagerando un poco, que he bebido con pasión cantidades ingentes de ciertos vinos que ahora no volvería a beber, como indicación de que mis gustos actuales sobre vino son tan inamovibles como aquellos principios que Groucho Marx expuso en su famosa frase “Estos son mis principios. Si no le gustan tengo otros”.
Cada vez que tengo la oportunidad dejo que me sorprendan con vinos que no conozco, de variedades que no conozco, de elaboradores que no conozco y de zonas que no conozco. Es una suerte que mi ignorancia sea tan grande como para que con frecuencia cualquier amigo o desconocido me pueda sorprender, aprovecho esta oportunidad para darles públicamente las gracias, con botellas que encierran experiencias nunca antes probadas. Debo además confesar que en los últimos tiempos incluso he empezado a disfrutar revisitando algunos de aquellos vinos que consideraba ya superados en mi gusto, que suele ser tramposo y desmemoriado con el pasado. Este mundo, incluido el del vino, es en mi opinión demasiado grande como para pensar y afirmar que no hay nada más allá del horizonte de nuestro gusto actual.
En estas discusiones sobre gustos también es frecuente que acabemos llegando a si lo que se bebe lo deberían señalar los gurús y los prescriptores o el mercado, entendido éste como el grueso de la población, y yo siempre termino decantándome por los primeros. En su conjunto, los segundos no son por definición curiosos ni inquietos y los primeros tienen en muchas ocasiones intereses propios pero también, al menos algunos de ellos que debemos destacar, abren ventanas para que la mayoría de los consumidores puedan llegar un poco más lejos de lo que hubieran hecho por sus propios medios e iniciativa.
Asumo que todo lo anterior es discutible pero me encantaría que llegásemos, si es posible, al acuerdo de que hay que abrir botellas de zonas, variedades y elaboraciones desconocidas para cada uno de nosotros y hay que ver todas y cada una de ellas como una oportunidad más para poder llegar a conocer realmente nuestro gusto. Creo que un comportamiento basado en lo anterior podría ayudar a dinamizar y mejorar sensiblemente el sector del vino en cualquier país y si con ello no se consigue que los consumidores estén mejor informados al menos se conseguirá que hayan tenido la oportunidad de disfrutar aún más del vino, o al menos eso espero "
Este mes para seguir abriendo nuestras mentes y seguir experimentando con uvas que en ocasiones fueron denostadas y espacios geográficos echados al olvido os vamos a enviar dos botellas de Casa Castillo Vino de Finca 2017 elaborado con Monastrell en su mayoría y una pizca de Garnacha !
Por favor, disfrutad y sed felices .
Costo : 1240 $ ( 2 Botellas de Casa Castillo Vino de Finca 2017 )